Me fascina tanto esa manera tan seria, ese modo tan parco e indiferente con el que me tratas. Me inquieta tu cercanía y esa voz con la que ordenas y agradeces, me inmoviliza. No cabe duda de que lo mejor es esa sonrisa discreta y esa mirada huidiza con la que pueblas mi mundo, porque cuando apareces es tan fácil inventarse una vida juntos; son tantos los
caminos trazados, que imagino que la felicidad está
ahí, contigo.
9.17.2013
8.08.2013
8.07.2013
7.31.2013
7.27.2013
Un perro ha muerto
Mi perro ha muerto.
Lo enterré en el jardín
junto a una vieja máquina oxidada.
Allí, no más abajo,
ni más arriba,
se juntará conmigo alguna vez.
Ahora él ya se fue con su pelaje,
su mala educación, su nariz fría.
Y yo, materialista que no cree
en el celeste cielo prometido
para ningún humano,
para este perro o para todo perro
creo en el cielo, sí, creo en un cielo
donde yo no entraré, pero él me espera
ondulando su cola de abanico
para que yo al llegar tenga amistades.
Ay no diré la tristeza en la tierra
de no tenerlo más por compañero
que para mí jamás fue un servidor.
Tuvo hacia mí la amistad de un erizo
que conservaba su soberanía,
la amistad de una estrella independiente
sin más intimidad que la precisa,
sin exageraciones:
no se trepaba sobre mi vestuario
llenándome de pelos o de sarna,
no se frotaba contra mi rodilla
como otros perros obsesos sexuales.
No, mi perro me miraba dándome la atención necesaria
la atención necesaria
para hacer comprender a un vanidoso
que siendo perro él,
con esos ojos, más puros que los míos,
perdía el tiempo, pero me miraba
con la mirada que me reservó
toda su dulce, su peluda vida,
su silenciosa vida,
cerca de mí, sin molestarme nunca,
y sin pedirme nada.
Ay cuántas veces quise tener cola
andando junto a él por las orillas del mar,
en el Invierno de Isla Negra,
en la gran soledad: arriba el aire
traspasando de pájaros glaciales
y mi perro brincando, hirsuto,
lleno de voltaje marino en movimiento:
mi perro vagabundo y olfatorio
enarbolando su cola dorada
frente a frente al Océano y su espuma.
alegre, alegre, alegre
como los perros saben ser felices,
sin nada más,
con el absolutismo de la naturaleza descarada.
No hay adiós a mi perro que se ha muerto.
Y no hay ni hubo mentira entre nosotros.
Ya se fue y lo enterré, y eso era todo.
Pablo Neruda
7.12.2013
A sus 13 años perrunos, su fuerza se apaga cada día. Apenas si mueve la cola, apenas si corre; casi todo el día duerme y respira con dificultad. Sólo pido una cosa a la vida y es que se vaya de ella sin dolor.
P.D. Es triste ver como te vas, pero ten por seguro que cuando ambas seamos polvo, el viento nos juntará otra vez.
7.10.2013
6.19.2013
Fuimos a caminar entre los cerros, buscabamos el río y en la busqueda nos topamos con muchos tipos de arboles; todos ellos hermosos, unos pequeños y otros enormes. Todo estaba lleno de vegetación, todo expresaba un modo de vida distinto al que yo conocía. Todo me impresionó. La inmensidad de los cerros, los viejos arboles, las grandes piedras, la fuerza del río, los ruidos del viento, los sonidos de los insectos, el vuelo de las aves: todo, todo me hacía sentir pequeña y frágil, pero al mismo tiempo me sentía fuerte y grande, porque estaba siendo parte de algo tan inmenso y maravilloso.
5.16.2013
5.15.2013
La noche está fresca, como para tirarse en la plaza y sentir la ligereza del viento. Podríamos salir a dar un paseo, mirar la ciudad desde la barranca y escuchar esos ruidos que sólo por la noche se escuchan. O bien, podemos sentarnos a tomar café, abrir la ventana y dejar que nos pegue el aire en la cara, mientras hablamos de cualquier cosa, de esas cosas que sólo contigo se pueden hablar.
5.04.2013
4.29.2013
4.13.2013
3.02.2013
Noticias
Río de Janeiro, Brasil Susi-Susi |
Miro un árbol
Tú miras lejos cualquier cosa
Pero yo sé que si no mirara este árbol
tú lo mirarías por mí
y tú sabes que si no miraras lo que miras
yo lo miraría por ti.
Ya no nos basta
mirar cada uno con el otro
Hemos logrado
que si uno de los dos falta,
el otro mire
lo que uno tendría que mirar.
Sólo necesitamos ahora
fundar una mirada que mire por los dos
lo que ambos deberiamos mirar
cuando no estemos ya en ninguna parte.
Roberto Juarroz
Tú miras lejos cualquier cosa
Pero yo sé que si no mirara este árbol
tú lo mirarías por mí
y tú sabes que si no miraras lo que miras
yo lo miraría por ti.
Ya no nos basta
mirar cada uno con el otro
Hemos logrado
que si uno de los dos falta,
el otro mire
lo que uno tendría que mirar.
Sólo necesitamos ahora
fundar una mirada que mire por los dos
lo que ambos deberiamos mirar
cuando no estemos ya en ninguna parte.
Roberto Juarroz
2.23.2013
Querido J:
¿Cuántos
recuerdos habremos olvidado? ¿Cuántos habremos borrado? ¿Cuántos
habremos perdido? ¿Dónde han quedado? ¿Acaso existe una caja como la de objetos perdidos en campaña? ¿O es que yacen en lo más
profundo de nuestro ser, esperando sólo un movimiento para salir a la
superficie? ¿A dónde van las personas queridas cuando se van? ¿Deveritas
se van?
Cuando te conocí apenas si hablaba y no porque fuera muda o algo así, sino porque no sabía qué decir o cómo decirlo. Mi mayor problema era no hablar, los monosílabos eran mis palabras favoritas (muchos se acordaran de eso, la perversa Denise dice que en 2001, llegó a pensar que era autista). Hasta ese momento no había tenido problemas con responder con un sí o no, o mejor aún, me las había arreglado a contestar con una simple y vana sonrisa, pero contigo no se podía usar sólo eso y yo quería expresar mis vivencias campañeras; quería contártelas, era como una necesidad: ¿acaso no todos los seres buscan un modo para expresar su ser?. Así que aprendí a escribir, a escribirme, a expresar mi ser en la escritura. Ese fue uno de los decubrimientos más grandes en aquellos años y yo siempre te culparé a ti, siempre serás tú el provocador. Después de eso, te escribí toda la campaña, todas las que le siguieron y las que no le siguieron. Por eso puedo decir, que en 2001, en mi primera campaña de alfabetización, yo también aprendí a escribir y quizá por eso no fui muy buena alfabetizadora, pues cómo enseñar lo que apenas se está aprendiendo.
Nuestras charlas siempre fueron cortas, eso de hablar a viva voz como que nunca se me dio muy bien contigo, pero eso sí, nos hablamos siempre muy bien en el silencio. Recuerdo, que en nuestros viajes de visita a Mirta y Denise, apenas si decíamos algo; apenas si hablabamos: preferíamos observar cada rasgo del camino. Era maravilloso, era como si las palabras sobraran; como si no hicieran falta para alguien como tú y como yo, que nos entendíamos con los simples gestos y las miradas, con "no decir algo" parecía que decíamos todo lo que siempre tuvimos que decirnos. En nosotros y en aquellos momentos eran tan ciertas las palabras de Comte-Sponville:
"...El silencio y la eternidad van siempre juntos: nada que decir, nada que esperar, puesto que todo está ahí."
Esos momentos los recuerdo con tanto cariño porque era tan feliz de ser tu copiloto y viajar las horas a tu lado.
Te quiero tanto, porque contigo aprendí que siempre existen otros modos y si no existen, pues hay que inventarlos.
Quizá esto sea la último que te escriba, ahora te hablaré en el silencio de la flor, de la nube, de la tierra y de todo lo que usa el silencio como voz. Y en el silencio del cosmos nos encontraremos siempre, mi querido amigo.
Te abrazo fuerte y quiero harto,
I
Cuando te conocí apenas si hablaba y no porque fuera muda o algo así, sino porque no sabía qué decir o cómo decirlo. Mi mayor problema era no hablar, los monosílabos eran mis palabras favoritas (muchos se acordaran de eso, la perversa Denise dice que en 2001, llegó a pensar que era autista). Hasta ese momento no había tenido problemas con responder con un sí o no, o mejor aún, me las había arreglado a contestar con una simple y vana sonrisa, pero contigo no se podía usar sólo eso y yo quería expresar mis vivencias campañeras; quería contártelas, era como una necesidad: ¿acaso no todos los seres buscan un modo para expresar su ser?. Así que aprendí a escribir, a escribirme, a expresar mi ser en la escritura. Ese fue uno de los decubrimientos más grandes en aquellos años y yo siempre te culparé a ti, siempre serás tú el provocador. Después de eso, te escribí toda la campaña, todas las que le siguieron y las que no le siguieron. Por eso puedo decir, que en 2001, en mi primera campaña de alfabetización, yo también aprendí a escribir y quizá por eso no fui muy buena alfabetizadora, pues cómo enseñar lo que apenas se está aprendiendo.
Nuestras charlas siempre fueron cortas, eso de hablar a viva voz como que nunca se me dio muy bien contigo, pero eso sí, nos hablamos siempre muy bien en el silencio. Recuerdo, que en nuestros viajes de visita a Mirta y Denise, apenas si decíamos algo; apenas si hablabamos: preferíamos observar cada rasgo del camino. Era maravilloso, era como si las palabras sobraran; como si no hicieran falta para alguien como tú y como yo, que nos entendíamos con los simples gestos y las miradas, con "no decir algo" parecía que decíamos todo lo que siempre tuvimos que decirnos. En nosotros y en aquellos momentos eran tan ciertas las palabras de Comte-Sponville:
"...El silencio y la eternidad van siempre juntos: nada que decir, nada que esperar, puesto que todo está ahí."
Esos momentos los recuerdo con tanto cariño porque era tan feliz de ser tu copiloto y viajar las horas a tu lado.
Te quiero tanto, porque contigo aprendí que siempre existen otros modos y si no existen, pues hay que inventarlos.
Quizá esto sea la último que te escriba, ahora te hablaré en el silencio de la flor, de la nube, de la tierra y de todo lo que usa el silencio como voz. Y en el silencio del cosmos nos encontraremos siempre, mi querido amigo.
Te abrazo fuerte y quiero harto,
I
P.D."...Aquí morimos.
Aquí morimos todos juntos,
a pesar del orden o del desorden
de morir falsamente uno a uno."
Roberto Juarroz
Aquí morimos todos juntos,
a pesar del orden o del desorden
de morir falsamente uno a uno."
Roberto Juarroz
2.22.2013
"No tenemos un lenguaje para los finales
para la caída del amor,
para los concentrados laberintos de la agonía,
para el amordazado escándalo
de los hundimientos irrevocables.
¿Cómo decirle a quien nos abandona
o a quien abandonamos
que agregar otra ausencia a la ausencia
es ahogar todos los nombres
alrededor de cada imagen?
¿Cómo hacer señas a quien muere
cuando todos los gestos se han secado,
las distancias se confunden en un caos imprevisto,
las proximidades se derrumban como pájaros enfermos
y el tallo del dolor
se quiebra como lanzadera
de un telar descompuesto?
¿O cómo hablarse cada uno a sí mismo
cuando nada, cuando nadie ya habla,
cuando las estrellas y los rostros son secreciones neutras
de un mundo que ha perdido
su memoria de ser mundo?
Quizá un lenguaje para los finales
exija la total abolición de los otros lenguajes,
la imperturbable síntesis
de las tierras arrasadas.
O tal vez crear un habla de intersticios
que reúna los mínimos espacios
entreverados entre el silencio y la palabra
y las ignotas partículas sin codicia
que sólo allí promulgan
la equivalencia última
del abandono y el encuentro"
Roberto Juarroz
Undécima poesía vertical
2.01.2013
Él o ella
Su corazón mide apenas un centímetro, su latido es fuerte y firme: por él late la humanidad entera.
1.31.2013
Carta de esperanza para una niña libre
Carta de esperanza para una niña libre
Con este texto, la escritora Julia Kristeva le entregó el Premio Simone de Beauvoir por la Libertad de las Mujeres 2013 a una bloguera paquistaní que sufrió recientemente un atentado.
1.10.2013
Poema do dia
Sou um guardador de rebanhos.
O rebanho é os meus pensamentos
E os meus pensamentos são todos sensações.
Penso com os olhos e com os ouvidos
E com as mãos e os pés
E com o nariz e a boca.
O rebanho é os meus pensamentos
E os meus pensamentos são todos sensações.
Penso com os olhos e com os ouvidos
E com as mãos e os pés
E com o nariz e a boca.
Pensar uma flor é vê-la e cheirá-la
E comer um fruto é saber-lhe o sentido.
E comer um fruto é saber-lhe o sentido.
Por isso quando num dia de calor
Me sinto triste de gozá-lo tanto,
E me deito ao comprido na erva,
E fecho os olhos quentes,
Sinto todo o meu corpo deitado na realidade,
Sei a verdade e sou feliz.
Me sinto triste de gozá-lo tanto,
E me deito ao comprido na erva,
E fecho os olhos quentes,
Sinto todo o meu corpo deitado na realidade,
Sei a verdade e sou feliz.
Alberto Caeiro
1.06.2013
X
Siempre me han gustado tus manos
porque con ellas escribes y acaricias;
porque en ellas está tu suerte y quizá, también la mía.
Me gustan tus manos
porque se andan queda y lentamente;
porque se anda suave y dulcemente.
Me gustan tus manos
porque en el silencio, inaguran la noche,
pero en la misma noche ponen el final.
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