Siempre me han gustado tus manos
porque con ellas escribes y acaricias;
porque en ellas está tu suerte y quizá, también la mía.
Me gustan tus manos
porque se andan queda y lentamente;
porque se anda suave y dulcemente.
Me gustan tus manos
porque en el silencio, inaguran la noche,
pero en la misma noche ponen el final.
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