4.09.2009

Santo jueves

Como cuidándome del mal aire, corro hacia donde apunta la noche vieja de tus ojos casi tristes. No quiero permanecer tiempo largo allí. Es momento de salir y huir.
Huir sinceramente. Huir de la calle, de la ciudad, de la memoria, de todo lo que entierre los pies en un sólo sitio. Huir de la quietud es lo ideal.
Ir hacia donde el movimiento no cesa se vuelve necesario para mí y para ti.
No importa lo que digas esta noche.
Mañana los ojos verán como si este mundo no fuera el suyo.

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