I
Apareciste detrás del silencio, en el momento justo de distracción.
No tuviste que decir nada, sabía desde mucho antes que eras tú, mi próxima alegría.
No tuviste que decir nada, sabía desde mucho antes que eras tú, mi próxima alegría.
II
Te vi nacer bajo música de viento, volando en nota serena y cantando a mi alma cansada el verso que hacía olvidar la pesadez del mundo. Apenas te conozco, eres pequeña y frágil, tus manos son suaves y blancas, tus ojos aún de color indefinido no dejaban de observarme; parecía sorprenderte todo, pero eras tú toda sorprendente.
Ibas de aquí para allá con tus pocas semanas de vida y a veces, abrías la mirada entre llanto para contemplar cada horizonte desierto, que poblarás con aguas de ensueño.
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