Las gotas caen sobre la ventana con tremenda fuerza, mientras cada espacio se llena de un terrible ruido. Encojo las piernas y me cubro con la primera cobija porque el frío regresa. La vigilia parece interminable: mi cabeza da vueltas y vueltas sobre un sólo asunto. ¿Qué será lo que piensa? ¿Estará recordando?¿Cuál será el asunto? ¿Será el asesinato de Walter, aquel protagonista metepatas? ¿Pensará otra vez en la tierna mirada de ojos claros? ¿Recordará que aún lo extraña? ¿O sólo gira sobre un centro vacío?.
Las horas pasan y sigo mirando el techo, y cada vez que recuerdo el techo de hace segundos, me doy cuenta de que este lugar no es el anterior.
Las horas pasan y sigo mirando el techo, y cada vez que recuerdo el techo de hace segundos, me doy cuenta de que este lugar no es el anterior.
2 comentarios:
vaya, anoche también miraba la lluvia desde la mesita del café, y ese ruido igual me dio pa pensar no sé que cosas. algo le habrán puesto a las gotas.
saludos
Ha de ser porque ese Dios lanzó millones de gotas contagiosas con su misma imposibilidad de recordar, por eso, ayer pensamos no sé que cosas.
Saludos!
Gracias por seguir el blog y espero igualmente no hacerle perder el tiempo : )
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