Estoy cansada. Esta rapidez con la que sucede todo, me agotó. Pensé que me había acostumbrado a la vida agitada, al encierro en la oficina, a las promesas nunca cumplidas, a los achaques del cuerpo, al silencio continuo, pero no, hoy me veo y escucho que no.
Entro en el túnel de las sombras actuales que cubren el mundo. El sentimiento de sin lugar se experimenta entre más observo las entrañas. La luz ya no es solución dentro del túnel, parece que la rapidez ha borrado todo o ha revelado su verdadera inexistencia.
No quiero beber café, ni deseo caminar bajo la fresca tarde, no quiero sentarme a ver un film, no quiero sentarme en el parque, sólo quiero dormir y olvidar un poco. Tal vez, descansar los ojos es lo que necesito para encontrar el cielo escondido entre tanta telaraña; aquí comienza el aleteo hacia la vieja promesa de trascendencia.
2 comentarios:
Ay Chabela! Pues así es la cosa, la vida siempre nos lleva y nos lleva, nos damos cuenta tarde de lo que ha estado sucediendo y cuando creemos que al fin sabemos qué ha pasado, las cosas han cambiado otra vez.
A veces pienso que la vida con sus juegos y sus cambios es como la imagen del burro con una zanahoria enfrente. Nosotros somos el burro y la zanahoria son los objetivos que nunca alcanzamos o que alcanzamos efímeramente. A veces es mejor, sí, recostarse, cerrar los ojos, doblar las patitas y negarse a seguir caminando por un rato. Como mulas tercas.
Lo bueno es que las zanahorias son buenas para mejorar la visión!!
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