Hace unos días a mi domicilio electrónico llegaron los cuadros que aparecen a continuación, ambos: maravillas para nuestros mortales ojos. Llegaron con noticias (que no mencionaré al público) y con una PD. en letras chiquititas que decía:
"PD. Te envío un maravilloso cuadro de Jan Van Eyck y otro de Velázquez: el archiconocido más inmortal."
1 comentario:
Hoy vi el inconfundible espejo cóncavo de Van Eyck en el escritorio de tu estación de trabajo, iba a comentarlo justo cuando me atacó la idea de que ahí, en el pasillo de tu oficina, pudieran haber fantasmines o fantasmones a tan altas horas de la tarde noche y a oscuras.
Pero como dices sabiamente -debo confesar que fue mi amuleto cuando niño después de mirar películas de horror- "los fantasmas no pueden hacerte daño o no serían fantasmas"
Saludos!!
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